viernes, 8 de mayo de 2009

Porvenir chungo o camelo

  • Porvenir: que está por venir, futuro (claro y fácil).
  • Chungo: malo.
    Aunque los diccionarios de la RAE y de María Moliner insisten en que procede del caló, no existe esa palabra en ningún diccionario gitano o romaní.
    Sin embargo en el diccionario chino: la palabra “zhōng guó”, que suena como “shungo”, significa China.
    Prefiero tener en cuenta esta coincidencia, asociada a la dura vida del pueblo chino durante toda la edad contemporánea y relacionada con producción barata y de mala calidad.
  • Camelo: engaño.
    También los diccionarios de María Moliner y de la RAE coinciden aunque no dan pistas sobre su procedencia.
    Tradicionalmente quienes vendían mantas y telas por las calles del norte de África, (Marruecos y Túnez por ejemplo) decían: “Camelo, camelo”, refiriéndose a que el tejido mostrado era de pelo de camello, como garantía de calidad.
    Quienes pensaban que esas ventas ambulantes eran un engaño seguro, han podido extender la palabra camelo para referirse a falsedad.

Es otro modo de interpretar las cosas.

Así cuando reflexionamos sobre lo que está pasando en la economía mundial no podemos encontrar razones objetivas de hundimiento económico derivado de desastres naturales, de causas imprevisibles. Desde luego no han ocurrido maremotos, huracanes ni terremotos que hayan destruido viviendas ni infraestructuras de energía, comunicaciones o transportes.
En realidad grandes masas de dinero mundial no se han perdido, se han concentrado en muy pocas personas.
Tanto poder económico en tan pocas manos puede haberles animado a dar un golpe financiero global para imponer sus condiciones por encima de todos los poderes políticos.

Después de un periodo de calentamiento especulativo de bienes, como la vivienda, donde la banca nos convencía de que la subida de los precios no era nada para lo que tenía que subir y nos daban más hipoteca de la que pedíamos. O como en el sector de energías renovables, que han devorado subvenciones y provocado subidas imposibles de alimentos báscios potencialmente biocombustibles.

Tras vender caro todo lo que han podido, retiran de golpe sus abultados beneficios del mercado monetario, posiblemente ocultándolos en paraísos fiscales, para esperar el debilitamiento consiguiente de la economía mundial y forzar así mejores condiciones antes de volver a invertir sus fortunas.
Desean condiciones económicas, laborales, legales y sociales al estilo de China.
De ahí el futuro chungo que nos proponen.
Este es su camelo.

¿Qué podemos hacer la mayoría de personas perjudicadas?
¿Convencerles de que no es bueno tener tanto dinero porque les da por creerse los dueños del mundo?

Mientras esperamos que nos respondan, mejor intentamos estudiar propuestas como estas para evitar un porvenir chungo:

A corto plazo:

  • Insistir en la empresa donde trabajamos para no aceptar reducciones de salarios y plantillas.
    A cambio podremos contemplar pagos de una parte del sueldo en acciones / participaciones de la empresa, en condiciones económicas favorables (teniendo en cuenta además la valoración a al baja de las cotizaciones de la empresa) y con garantías y plazos de permanencia de las adquisiciones para evitar especulaciones contra la empresa.
  • Proponer en la empresa donde trabajamos optimizar el rendimiento eficiente de la producción, esforzándonos en producir mejor con menores gastos de energía y recursos.
  • Sugerir en nuestra empresa que la actividad se enfoque hacia productos y servicios de calidad, optimizando su eficiencia, con menos recursos y menor contaminación.

De corto a medio plazo:

  • Intentar solucionar nuestras necesidades esenciales eligiendo productos que se hagan con la mayor cantidad de elementos cercanos y propios, con la menor cantidad de recursos no renovables y menor deterioro medioambiental y contaminación.
  • Tender a elaborar o adquirir productos y servicios que utilicen en su producción la mayor cantidad de mano de obra procedente de nuestro entorno cercano.
  • Elegir productos y servicios realizados exclusivamente en condiciones de trabajo igualitarias y justas. Al menos en condiciones similares a las nuestras.
  • Producir y consumir objetos de duración máxima, que optimicen los elementos y materiales que lo componen. Evitar productos diseñados para requerir mantenimientos costosos o sustituciones rápidas.
  • Favorecer la comercialización de servicios garantizados y permanentes y no productos a renovar constantemente.
  • Proponer seguros de servicio, que evalúen e incentiven el uso responsable y cuidadoso de lo asegurado.

Todos los productos que adquiramos
hechos por personas esclavas
terminará esclavizándonos en nuestro trabajo
para poder competir.

Todo lo que adquiramos
a personas cercanas
facilitará que puedan adquirir los productos y servicios
de quienes trabajamos cerca de ellas.

El beneficio “incuestionable”
de la producción masiva
y el consumo continuo
no es sostenible
porque se basa en mano de obra precaria,
en alto consumo de recursos
y en elevados niveles de contaminación.

Desde luego es difícil convencer de que,
antes de matar pájaros de un tiro,
mejor es volar juntos.
Además, pesan tanto las armas...

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